martes, 27 de noviembre de 2012

Lo viejo y lo nuevo

Cinco años han pasado ya desde que escribí las primeras líneas de mi primer cortometraje Alto Sauce. Parece tan lejano que no recuerdo que fue escrito, rodado, editado y sufrido. Una película que surge de la nada y que siento que no tiene nada que ver conmigo ni con el equipo que la hizo, vida independiente, por decirlo de alguna forma. Me imagino que debe ser -siguiendo el tópico- como tener un hijo, y llegado el momento tras las especulaciones del parto cuando el retoño cobra vida y se descubre que la persona que vivía en tu imaginación es en realidad un ente ajeno a ti. Me alegra mucho por fin poder compartir con todos vosotros Alto Sauce por las redes virtuales, y no puedo hacer otra cosa que agradecer a todas las personas que lo hicieron posible, tanto en el apoyo, el proceso creativo, técnico y emocional, como aquellas que creyeron en el proyecto cuando aún no era nada (solo mis palabras y mis manos gestualizando y explicando ideas al aire). También, por descontado, a aquellas personas que vieron la película y decidieron seleccionarla en festivales, y dieron la oportunidad a Alto Sauce de tener público, que aunque se le olvida a uno frecuentemente durante el proceso creativo, es la máxima finalidad cuando se cuenta historias. Solo me queda desear que disfrutéis Alto Sauce, ahora abierto a vuestra plena disposición.

La Juliana, iconografía de Alto Sauce.

Aquí podéis ver Alto Sauce.

Y cerrando una aventura abrimos camino hacia una nueva senda. Con nuestra pequeña productora llamada Travelogue Studio, un grupo de personas con quienes he hecho La Muerte en la Alcarria (nuestro primer largometraje), estamos preparando un nuevo cortometraje llamado EL BUSCADOR.



Hoy, junto a este artículo y la subida a internet de Alto Sauce, abrimos una campaña de crowdfunding (financiación por mecenaje online) para reunir el presupuesto necesario para poder llevar a cabo este nuevo cortometraje, si queremos hacer EL BUSCADOR debemos encontrar formas de financiarlo, y ésta es una de ellas. A continuación os explicaré que hace de este proyecto una película que queramos contar y crear.

EL BUSCADOR es la historia de un desconocido, un cualquiera. Un thriller sin diálogos que sigue los andares nocturnos de una persona que busca algo o alguien en la periferia de una gran ciudad arrollando a todo aquel que se cruza por su camino. Una narrativa de pulso firme, una incógnita, la violencia como clasicismo, el tono como narrativa moderna, las sensaciones como cine contemporáneo. Si juntáramos tres películas como Force of Evil de Abraham Polonsky, Le Samouraï de Jean-Pierre Melville y Uncle Boonmee Que Recuerda Sus Vidas Pasadas de Apichatpong Weerasethakul, podríamos atar los suficientes cabos para entender por donde andan los tiros de EL BUSCADOR.



El universo del género clásico,
la búsqueda de la esencia de los recursos,
la emoción y la mística de lo real.

Solo puedo ofreceros una sensación, una idea, un principio. Un hombre, un espectro de la ciudad, jugando al billar en una sala vacía y demacrada, dos cortinas vuelan frente a la cámara, blancas, translúcidas, el silencio y el hondear de las cortinas en una sala hermética con luz de fluorescentes, en penumbra el hombre hace golpear las bolas con el taco produciendo un sonido seco y sordo en cada golpe. Aparece EL BUSCADOR de la nada y espeta un taco en la espalda del jugador de billar haciéndole caer sobre el tapete verde. Corte a negro. Así empieza EL BUSCADOR.

Un proyecto hecho desde la necesidad de contar historias y de utilizar el cine para contarlas. Una historia que busca la emoción y la intensidad en el thriller, y en la mística que desprenden las sombras de uno de los géneros más fascinantes de la historia del cine.

En el siguiente enlace encontraréis más información sobre el proyecto para poder participar económicamente en EL BUSCADOR.

Infórmate y ayuda a EL BUSCADOR aquí.

En los próximos artículos, haré un recorrido por distintas películas para entender mejor los aspectos técnicos y narrativos de EL BUSCADOR.

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